Friday, March 02, 2007

Individuo y moral.


1. Nunca estará de más considerar y cuestionar el asunto de la moral y el individuo, la ética primera y fundamental del individuo anárquico. El individuo, cual sujeto de la acción, se mueve en parámetros que componen a través de redes microsociales la estructura mayor de lo que conocemos como sociedad simbólica, llena de redes de significaciones y signos sociolingüísticos, variables y dinámicos idealmente, pero que, en una sociedad autoritaria se vuelven estáticos, esqueleto fundamental del imaginario jerárquico deísta. .....................................................................................

2. La acción del invididuo anarquista es un actuar tanto práctico como teórico, con un claro carácter iconoclasta en toda la expresión de su palabra, no permitiendo que quede en pie ninguna expresión de los parámetros ya mencionados, sociolingüísticos, simbólicos y morales de los constructos autoritarios.

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3. El actuar antiautoritario, más que un manual o estratagema de acción, es un conjunto de realizaciones prácticas cotidianas, combinación de los ánimos y pasiones con un fundamento racional sólido, de sensibilidades constructoras de libertad y destructoras de opresión en las relaciones inmediatas del individuo con su entorno, sus pares y consigo mismo; consiste en un ejercicio de liberación pragmática en contra de la socialización autoritaria ejercida por todo tipo de organismo de educación jerárquica.

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4. Así, un actuar autoritario aquí y ahora, sea para con quien sea, en el lugar que sea perpetuará y fortalecerá a la lógica autoritaria del Estado, y un actuar autoritario en el momento que sea, en el ámbito que sea, perpetuará y fortalecerá la lógica autoritatia de la Iglesia, porque la autoridad no termina en las instituciones y no se limita a los marcos circunscritos en las expresiones materiales de nivel "macro", sino que se hace transversal al imaginario inmediato de lo cotidiano y también en un nivel emocional, racional y físico de cómo el individuo genera sus relaciones, tanto con su medio como con sus pares. En resumen, mientras yo limite las posibilidades de desarrollo y las libertades de otro, se harán más fuertes las murallas de las cárceles del Estado; mientras yo intente adueñarme de la vida de otra persona, la falacia de Dios se hará más convincente.

Tuesday, February 27, 2007

Piscinazo


Y como no la voy a conocer si es mi calle,
llena de agujeros que conozco de memoria
botellas quebradas a un lado de la vereda
la ropa tibia de un probable vagabundo
y una frenada casi audaz antes de llegar a la reja.

Tratando de no marearme con mi sombra
repetida
en cuanto los focos se alejan como invierno
como invierno te reconozco
en mis labios mordidos,

mordidos y blandos en los pasos que diste desde otra esquina,

yo con mi cigarro tan torcido
mirándote

mirándote

desde distancias infinitas e inquebrantables
aguantando la respiración de un ojo envuelto y atrapado por el humo y retozado
en la pintura azul de una madriguera cálida
disfrazada
disfrazada de libros, colchonetas, plantas y uno que otro auto roto
arrancado desde pieles ajenas

consumido en treinta y siete minutos

esperando la no caída esperando el no impacto en el fondo
en el fondo de mares en el fondo de piscinas sin fondo
esperando en el fondo de treinta y siete piscinas de indecisión
ahogándome en el inmenso mar de tu pecho como cielo despejado.

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"todo ideal es creación de la voluntad humana, una manifestación del pensamiento individual, un fenómeno de la vida interior, una aspiración personal. Luego esta afirmación es a la par negación divina y evidencia de que Dios es un sofisma."

Emile Armand.

Monday, February 26, 2007

Los anarquistas de lo simbólico.

Vamos de nuevo por lo mismo: apostando de nuevo al ataque de las expresiones materiales. Las representaciones simbólicas le dan a las jerarquías de todo orden su carácter sagrado. Son estas representaciones la que llenan su sistema de significados, y es contra lo sagrado inmiscuido en lo más íntimo de nuestras vidas hacia donde deberíamos atacar. No sé que tan útil y efectivo sea lanzar una molotov contra La Moneda o romper un Burger King si no tenemos una propuesta moral y ética que fundamente y explique los actos de violencia. Deberíamos saber distinguir entre institución y edificio. No sé si al quemar a un carabinero se esté incendiando la estructura jerárquica y la opresión policial, en su función de paladín del Estado; no sé si las llamas en La Moneda estén haciendo arder la Institución del poder. Un edificio no hace a la institución, es la institución la que llena de significado al edificio.

Y ustedes, los "anarkistas" (y déjenme escribirlo con K), están respondiendo a los espacios que este mismo sistema está entregando: ¡es jugar la pichanga que ellos proponen! Es celebrar los cumpleaños que ellos quieren, es atacarlos cuando ellos quieren y hacia donde ellos quieren. Las acciones violentas simbólicas solo están dejando en claro que el movimiento libertario se mueve en parámetros sistémicos y reaccionarios, cargados de un nihilismo impresionante y descubriendo la increíble falta de criterio de sus adeptos. Tampoco está de más mencionar el gustillo del "movimiento" de agarrarse de máximas y expresiones marxistas que nada tienen que ver con nuestra idea. Que conciencia y lucha de clases, que "malditos burgueses", que "los choros de la pobla". Me parece iluso e ingenuo confiar hoy en un proletariado inexistente, en un pueblo que reproduce las actitudes jerárquicas y opresoras del sistema que les tiene el estómago lleno y el cerebro vacío. El trabajador de hoy no es el de la salitrera de ayer, el obrero de hoy no participaría en una huelga de la carne, a menos que se pusiera en riesgo su capacidad de comprar el cuarto televisor para su casa. El obrero hoy vive en un estado de absoluta pasividad estupefacta, en la satisfacción de lo mínimo, producida por el sistema capitalista, la sistemática amnesia histórica, gran trabajo del Estado, y la miseria intelectual producida por los vientos jerárquicos de todo orden. ¡Es tiempo de desacralizar! ¡Es hora de romper con lo sagrado! ¡Es hora de respirar la anarquía! Y la anarquía, en su carácter inherentemente iconoclasta, rechaza todo lo sagrado. Entonces, ¿por qué hemos de respetar las fechas "revolucionarias"? ¿Por qué la presencia de los libertarios ha de ser de una violencia reaccionaria solo en protestas, dejando de lado la destrucción de los parámetros autoritarios en nuestro diario vivir, comer, caminar, hablar, follar, beber, etc., etc.?

Se está descuidando la Idea, se están diluyendo nuestras ideas, entregándoselas en bandeja al Poder, siendo nosotros mismos, los más autoritarios y religiosos del mundo.

La acción violenta sin sentido, el juego a la guerrilla callejera infantil no conducirá a nada sin una propuesta moral y ética: sin la educación, seguiremos remando hacia el mar más oscuro, hacia el ocaso de nuestro proyecto. Hemos de volvernos sobre nosotros mismos y saber que esto solo se logrará rompiendo lo sagrado, rechazando la autoridad desde nuestras relaciones y sabiendo lo que realmente funciona como una fuerza destructora y creadora, y que es lo que realmente prevalece: una molotov puede ser fácilmente apagada por un chorro de agua, pero ni todo el mar de este mundo es capaz de ahogar una Idea.

Anarquismo y Poesía

por Herbert Read

Aunque ello pueda parecer fuera de razón a quienes estén ajenos al qué hacer poético, el poeta exige un tipo de sociedad en el que el recogimiento, el retiro, sea un derecho natural. Exige la posibilidad de meterse entre la muchedumbre y salir de ella con la misma facilidad con que entra y sale de su casa. Acusa al mundo moderno de haber invadido su rincón de soledad, de haberlo llenado de preocupaciones y de rumores, de haber introducido en él la política y las guerras totalitarias. En consecuencia, el poeta se ve obligado a exigir, por razones poética _, que se transforme el mundo. Y no cabe afirmar que tal exigencia sea desmedida: constituye la condición primera de su existencia en cuanto poeta.

Los cambios prometidos por los partidos políticos existentes no ejercen atracción alguna sobre él, pues no le garantizan la ansiada y necesaria soledad. Tales cambios suponen la aplicación de un contrato social más exigente y la entrega de la libertad individual: capitulación ante las opiniones y las normas de la masa. Para que la poesía vuelva a ser algo mas que "expresión del yo", la vida social deberá encauzarse por rumbo contrario; es decir, que el poder político deberá distribuirse y fraccionarse en unidades tangibles, en escala humana. La responsabilidad concerniente a la dirección de la economía habrá de recaer en los trabajadores; el poder financiero divorciado de la producción deberá ser excluido de la sociedad; se reconocerá en el trabajo productivo la realidad fundamental y como tal se le ha de honrar.

Shelley decía de ellos - eligiendo con mucho acierto el calificativo - que son los legisladores _ignorados_ del mundo. El elemento catalizador permanece incambiado, no se deja absorber; por lo tanto, no se reconoce su actividad. Resulta muy difícil para el artista aceptar en el seno de la sociedad esta tarea, que no le comporta agradecimiento alguno: mantenerse aparte y, sin embargo, actuar como intermediario; comunicar a la sociedad algo que le es tan esencial como el pan y el agua y, sin embargo, poder hacerlo solo desde una posición de aislamiento y desapego. La sociedad nunca llegara a comprender y amar al artista, porque nunca llegara a estimar su indiferencia, su así llamada objetividad. Mas el artista debe aprender a amar y comprender a la sociedad que lo rechaza. Debe aceptar tan dura experiencia y apurar, como Sócrates, la copa mortal.

Por todas estas razones, el poeta debe ser anarquista: no le queda otro recurso. Podrá contemporizar con el liberalismo, con la socialdemocracia, con el socialismo estatal; en las épocas de paz es posible persuadir a estos sistemas políticos de que patrocinen la cultura, e incluso la poesía. Pero no son capaces de garantizar la actividad creadora del poeta. No pueden admitir que sus ciudadanos se den al retiro, a la sociedad, pues ello equivale a apartarse del contrato social, a negar el principio del colectivismo. Es la dura lección que han debido aprender los poetas que pusieron su fe en profetas no poéticos, como Marx, Lenin, Stalin. Los poetas no deben abandonar sus filas en pos de una línea de acción partidaria, pues en la poesía tienen la política que les es propia.

Santiago


Cuidad de mis fuegos
Ciudad de mis llantos y cristales
¡cuidad de mis enfermos!
¡sanad a mis borrachos!
Come de mis mentiras
y llora de mis deseos

Cubre los faroles con decapitados
en amarillo con verde

que yo te escupo hoy,
aquí
ahora y para siempre

te lloro hoy [segundos antes de tu muerte]
ciudad de mis masacres
hechas en sutil,
pérfido y helado
suplicio de cojos y sordos
de amputados sonrientes
y putas coquetas y cubiertas de cartón.

Y puede hablar sobre ti
[o de los pechos de la tierra mordida]
o de tus pezones con olor a otra boca
o de la vagina de tus gemidos
atrapados en grumos cubiertos de semen
tímido y muerto.

Mírame de reojo, hoy
por última vez
ahora y para siempre
segundos antes de tu muerte
con y sobre esta mesa desparramada y desordenada
en tríos
celdas,
camas
y fiebre.

Sunday, February 25, 2007

fauna


Caminé cuatro veces descalzo por el techo de trenes detenidos
en cada pie una canción
nunca de cuna y siempre de camas tibias y de hedor fugaz
ya no habían ojos de piedra sino aplastados caballeros en las ventanas de la esquina
en la esquina de huidizos odios
chorreando en mi cara, la cara misma esta en la que llevo
el grito lento,
acallado, extendido en diarios rápidos
de las voces familiares
cuando me di cuenta que más que llevarte de la mano era tu mano la que me llevaba
así:
sola, desprendida, extendida en diarios rápidos

y trataba yo de sacarte como fuera del espejo y de los vidrios, como siempre
como siempre yo, hablando de los vidrios como fragilidad imberbe
como siempre yo, con el corazón hirviendo y las costillas cercanas a Américo Vespucio
corriendo por la Alameda
estrellándome en cuanta vitrina encontrase en rincones de Huérfanos
llorando a la par con la vieja de las pastillas, loca, ardiente y loca
infinitamente más linda que yo
dentro de sus cavidades y dietes rotos y comidos por ella misma en un acto de desesperación
igualmente comparable con el diseño de las jirafas amortajadas
por el león suelto de la casa de metros de lejanía y el portero inútil
y yo, yo sin tanta fauna me quedo más solo
y no me puedo reír de mi amigo sin extremidades
ni de la cabeza del león blanco depositada en mi regazo
y sin el consentimiento de ese cuerpo que quise acariciar por tanto pelaje
por tanto pelaje que encontrase en rincones de Malloa
bañado en un tercio por whiskey caro y el otro quinto en vino del malo

y se enrollaba en caracol

y sacaba formas de humo y colores de viento

y se saciaba en sus propias lombrices el vaho de cordilleras rotas

y me mordía cual avispa en cordones de fuego

y trabajaba invicto

invicto

en las campañas del aserrín cual termita

y me ponía tras las rejas.

Tuesday, November 28, 2006

Hoy


"Y cada día con más ahínco intentaría sacarte las mugres de los ojos que te impiden ver, porque sé que nunca pudiste hacerlo tu misma, producto de la venda que tantos años te negó todos los colores. Y quizás podríamos salir a pescar por ahí, o a nadar en un riachuelo claro, o simplemente abrazarnos por horas... una vez que hayas decidido que es hora de tirar los grilletes que te aprisionan y que, más encima, están causándote una feísima herida en el antebrazo".

Wednesday, November 15, 2006

Affair de los colores


Affair de los colores.

Te disculpo, aunque te desgarraste de piernas y codos, untaste con maravillas y zapatos brillantes, colores de orca y maletines de fierro. Y no perdonaré jamás a quienes ya desgarrados hacen vista ciega de las grandes piernas y codos que maravillan y encandilan con sus brillantes zapatos, orcas coloridas y fierros dentro de maletas. No daré oportunidad alguna a los creyeron verme reír. Extiende tu mano y toca lo que arde dentro, toca aquello que rompe el pecho a través de costillas amables y generosas, inmóviles y espléndidas abren alas hechas de pimienta, y en fosas comunes nasales instalan las plumas correspondientes:
affair de los colores. Ven aquí. Si, así de cerca. Reclama, reclama, vuelve a clamar, vuelve a bramar, vuelve a relinchar como las especies, vuelve a gritar como la tela tan tensa, vuelve a abrir la idílica acuosidad amniótica. Sal de nuevo a este firmamento de camellos posados, de lagartijas crucificadas y de pechos abiertos, de costillas amables y generosas, de ojos de vidrio y sal, de vidrio y sal. Y sal, sal de nuevo a este, nuestro idilio de agua, nuestro idilio de anestesia, a nuestro idilio de tranquilidad enjaulada, a nuestro idilio, a nuestro idilio, a nuestro idilio, a nuestro idilio.
A nuestro
idilio.

Monday, November 13, 2006

La incisión


I

Virtud de un canalla malherido y de una esquina sangrante camino de tierra por hélices quebrantadas en un espectro de hierro que idiotas márgenes de cárceles de quimera especial, diseñada con cuidado por perreras de cobrizo lodo mimado se han esforzado en guiarnos y hacernos pagar, cargar, rezar, amarrar, cobrar, entrar, sacar número, correr, volver, sentar, parar, abrazar, gritar y reír. Huérfanos de una oportunidad nunca presente y un amor sin precedentes animales cercados gozando de buena salud en un alicate enfermo y pulido con roces mágicos en cada pie. Los conocí inmiscuidos en trabajos de sacralización absoluta, donde las eminencias formaban parte de un luto eterno y de una familia que come en una mesa larga larga larga como mis rodillas de observador tranquilo sobre las alfombras más correctas e inmovilizantes de todo el comercio Japonés. La incisión fue la más profunda de la comarca, fue el vestido abierto en un lado y tacaño en el otro, fue la concreción coqueta de tus ojos mordidos por fuera por vientos ajenos y polvos traviesos lánguidos y terremoteantes como el sismo de siglos, como el siglo que se cayó como colchón ardiente sobre nuestras manos causando las alegrías más ocultas, las alegrías mas ocultas tras fetos de desolación botellas de licor de cardamomo putrefacto en mis veranos de alegría: ¡fue la incisión maldita la que me provocó esta cara única que tengo y que nos dejó sin manos ni piernas en un mundo de cojos arbitrarios y abusivos, ciegos y habladores! Y venia rodando envuelto en un vuelo de pizzicato hambriento de Universo, buscando saciar el apetito de Infinito, cubierto de lánguidas imágenes de impía soledad y carnosas ausencias de mares giratorios de halo vital y dígitos tibios de cariño.

II

Y desde el suelo se perfilaban las figuras que carcomen en picazón electrificante la tortura sistemática de contemplar desde la distancia como el perro se lleva en sus patas las alas de la última presa del pez, la amenaza, y ahora se encuentra con las más épicas batallas perdidas, con un inherente sonido que sigiloso se acerca y asecha, que amenaza como cuchillo y clava como mirada contando los pasos hendiste la ráfaga de tus pasos de seda. Hendiste, hendiste los cuatro cuatro, cuatro pasos de seda de una pista de baile irrisoria: oscuro dirigido, lánguida palabrería con dientes de retórica inútil, mímica de par de bichos que se posan en el mando del corto cuchillo figuras, todo figuras: sabor inconcluso y alado desechable con un disparo, el endurecimiento de tus frutos ofrecidos en antesala de encuentros rojos y llevo tomada de la mano a la niña que diez millones de veces se compró por encontrarse perdida en un sartén de cemento tan grande que la hacía llorar cada vez que se daba cuenta que su útero lo único que podría recibir es el semen de un gorrión disfrazado de billetes de cuarenta, tirado pestilente en la mesita del bar de Vicuña, pestilente mil veces a heno de nadadora, españolísima y vacilante. Y se tocan sonriendo cara a cara con la avenida de los indigentes, de los vagabundos, de los caprichos multiformes y las actitudes de condena de la condena del tiempo de la condena del tiempo de la condena del tiempo de tiempo acumulado como en montones de abono infértil que se dirige hacia todos lados y a la vez hacia ninguno ensordeciendo y engordando tristemente las cabezas caídas corroídas por lo cotidiano. Números de emergencia alarma y estadística fatal coloreada a pasta con los desechos de los lápices cera para cubrir las verdades ocultas de entre las carnes latentes producto ferroviario aumentado en proporciones considerables alas de libélula carmín hojas de té negro y mimos inversos: el movimiento certero de vida en espejo no se adivina.


III

Porque por rincones lamidos se escapa el lamento de los ladridos; porque en la pequeñez de tu forma no hay cabida para los lamentos largos, no hay cabida para los lamentos largos. Porque no exhala las grandes ansias, llena de grandes vahos, empañando de vuelta los lamentos largos: un mar abierto nadando en tu cuerpo tímido. Zigzagueé por todas las comunas de tu Santiago indolente tomando cervezas con árboles de siglos escondiéndome en las arrugas de palabras livianas de siglos condimentando el dolor pesado ligeramente lanzando en los siglos de tu espalda quebrada y tu estómago deshecho por el olvido y el desdén la carismática batalla de los gatos el carismático momento de la lucha de los gatos y la soda cáustica enclaustrada en el ruido de las máquinas de escribir de los honores funerarios. Acostarme en la arena sin tostarme para poder recobrar esos vasitos que se me caían a menudo. Poder subirme de nuevo en uno de esos buses y sentir que no te estoy mintiendo y que tu cara de círculo no tiene verdades.

IV

Incisión y víscera de carnero, colchón hediondo y áspero en enlaces secos enlaces secos en la entrada de la vida resumida en un mar tímido nadando en tu cuerpo de marea que se rehúsa y lucha y me alegro que vertientes tan bellas se transformen en tal equilibrio de concilio acuoso y movedizo. Viaje viaje viaje viaje, viaje seco interrumpido por las botellas de entre mis dedos partidos quemados por el ardor de la llanta a quemarropa en la doble vía de mis años. Mi avenida más profunda que como incisión me juguetea coqueta y mañosa en noches de guerra de egos de noches de guerra de silbidos hacia lo infinito de una calle con un horizonte difuso y vibrante que vuela compartida en ventanitas mínimas y palpitantes cobrando más de la cuenta tomándome por los pulgares y haciéndome mirar el cielo otras veinte mil veces veinte mil veces, otras veinte mil veces en viaje de cierre abajo y dedos helados cobrizo el aliento empapelado y sorprendente y juré en ese momento que había en tus músculos una cuota de magia e insistí en pararme frente al vidrio que permitía que te pudrieras vestido de tu chaqueta y de su cierre ocultando los labios carcomidos y las encías deshechas.

V
Y empieza carcomido por los deseos inaguantables y las jaulas de anís, de pelos en la cara de grasa y de cazuelas aguadas desabridas y desteñidas en todo su color por el tiempo que si no es en vano pasa en pedal pedal de mi tiempo más oculto y ocho millones de veces repetido hasta el cansancio dormido y guitarreado resonando en las paredes de mi pecho tan mentiroso y de tus nalgas tibias tan mentirosas y desnudas. Y mi calle mi calle de siempre tan distinta ayer como hoy cincuenta y nueve segundos de tierra mordida, de polvo adherido a las manchas de los recuerdos de tu llegada tan atroz y el enorme peso de tu aviso de aviso de muerte, de tu aviso del paso bajo del paso lento, del paso de mi garganta quemada y deshecha sentada llorando entre tu fuelle y tu mortero, entre tu llegada y tu río de velas de flautas amargas y golpes profundos. La incisión fue la más profunda de la comarca, fue el vestido abierto en un lado y tacaño en el otro, fue la condena mayor del peso de una estrella, fue castigo culpa vestigio y camino de piedra.